domingo, 7 de junio de 2009

Prohibido dañarse


Quizá aún no lo sepas
pero anoche murió algo más que mi voz,
la que se cansó de intentar derribar
tu silencio y tu indiferencia.
Y aunque me quieras (a tu manera)
y yo te olvide (también a la mía)
te llevaste mi ilusión y mi alegría
y me dejaste del Amor su parte más ramera,
la que prostituye su nombre
y que en su necedad olvida
lo que antaño fue vida
y hoy no es más que hombre.

No me busques, que me encuentras.
No me ames, si luego me dejas.
Dime la verdad, aunque me duela,
o miénteme para que sienta.
Pero no manipules más este viejo juguete
que en su ilusión pensó que te tenía
y cuando la noche se hizo día
tiraste su corazón por el retrete.

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